Raro es el bar en España que no cuente con las croquetas dentro de sus tapas y raciones. Pero también se consumen mucho las realizadas de forma casera. Hoy en Carnicerías Herrero hablamos sobre el origen de las croquetas y los mejores trucos para disfrutarlas en casa.

Origen de las croquetas

Si pensabais que las croquetas eran una elaboración 100% española, estáis equivocados.

Su origen se atribuye al chef francés Antonin Carême, el cual cocinaba para la nobleza francesa de los siglos XVIII y XIX.

Su nombre procede del término francés croquer, que significa crujir. De allí derivó a croquette, que viene a ser algo así como «crujientita». Un nombre bien elegido, ya que lo más característico de las croquetas es su exterior crujiente y un interior suave y delicado.

Aunque de origen en altas cocinas, su versatilidad hizo que se extendiese rápidamente a las cocinas más humildes. Es una receta perfecta para aprovechar todo tipo de sobras en la cocina. Es decir, la perfecta precursora de la cocina de aprovechamiento.

Y es que la realidad es que se trata de la elaboración ideal para no desperdiciar la comida que ha sobrado. Admite infinidad de ingredientes, ¡la imaginación del cocinero es el límite!

Buen ejemplo de ello son las croquetas de cocido, o las que se hacen con carne guisada, pollo asado, etc.

Trucos para conseguir la mejor croqueta

Aunque pueda parecer fácil, preparar una croqueta deliciosa conlleva su tiempo y cierta destreza.

Por un lado, hay que seleccionar los ingredientes del relleno. Éste debe estar previamente cocinado, ya que la fritura de la croqueta es rápida y únicamente calienta el interior, no lo cocina como tal.

Además del ingrediente principal: jamón, chorizo, bacon, pollo… a veces se añaden otros como la cebolla pochada o el huevo duro, que a su vez aportan un toque de sabor.

Por otro lado, conseguir una buena bechamel es fundamental. Teniendo en cuenta que es la salsa que cohesiona las croquetas, debemos conseguir una textura perfecta.

Tradicionalmente se ha optado por una textura cremosa tirando a espesa, pero en los últimos años son muchos los chefs que prefieren bechamel más líquida que aporte un mayor contraste con el crujiente exterior.

También su sabor es importante, por eso suele añadirse especias como la nuez moscada o pimienta negra y caldo de carne, entre otras opciones.

Por último, su elaboración es primordial. Tras cocinar o preparar el relleno, se cocina la bechamel. Cuando tenga la textura ideal, se añade el ingrediente principal y se remueve bien.

Después, se extiende la masa de las croquetas en un recipiente preferiblemente amplio y plano. Se cubre la masa con papel film para que no cree costra y se espera a que tenga la textura perfecta para su manipulación.

En ese momento, se forman las croquetas con la mano o con ayuda de unas cucharas. Se pasan por huevo batido y por pan rallado (opcionalmente, antes del huevo se pueden pasar por harina) y se fríen en abundante aceite caliente, en una fritura corta que permita que se dore bien la croqueta. También se pueden hacer al horno.

Por último, solo queda disfrutarlas.

Pero, si os parece muy laborioso, dentro de los elaborados y caprichos de Carnicerías Herrero encontraréis nuestras deliciosas croquetas de jamón y queso. ¡Freír y listo!