En España contamos con una gran variedad de elaboraciones regionales, que vienen a enriquecer la gastronomía popular. Hoy en el blog de Carnicerías Herrero hablamos del aneto jerezano, una delicia similar al cachopo y al San Jacobo.
Qué es el aneto jerezano
Si bien es típico de Jerez de la Frontera, su creciente popularidad permite que se disfrute en múltiples regiones andaluzas.
Aunque no se sabe su origen con certeza, el aneto jerezano podría ser una evolución del clásico San Jacobo. Otros, en cambio, lo sitúan más próximo al cachopo. Y, es que, en cierto sentido, tiene un poco de ambas elaboraciones.
Un aneto jerezano consiste, básicamente, en dos filetes de pechuga de pollo, rellenos con jamón serrano y queso. Luego, se empana y se fríe.
Detrás de este concepto, aparentemente sencillo, se encuentra una amplia gama de variantes, que elevan este plato hasta el cielo.
Por ejemplo, hay quienes cambian el jamón serrano por jamón de York, para suavizar un poco el plato. Otros incorporan beicon en lugar de jamón, mientras que otras recetas aprovechan para rellenar el pollo con otros ingredientes, como los champiñones y la cebolla.
De hecho, los champiñones son la base de la salsa castellana que suele acompañar al aneto jerezano. Una receta básica de esta salsa llevaría champiñones frescos, jamón serrano en tacos, vino blanco, caldo de pollo, cebolla, ajo, laurel, aceite y sal. Si es necesario, se puede engordar la salsa con un poco de harina clásica o de maíz.
Con estos ingredientes básicos, se prepara una salsa exquisita para acompañar los anetos jerezanos.
Otras variantes del aneto jerezano se consiguen cambiando el empanado o el rebozado. Basta con añadir ajo en polvo, frutos secos o copos de avena para conseguir un toque distinto en el plato.
Sin embargo, también admite otros acompañamientos clásicos como las patatas fritas, la ensalada o unos ricos pimientos de piquillo.
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