La carne de cerdo es una de las más consumidas del planeta, gracias a su agradable sabor y sus excelentes propiedades nutricionales. Sin embargo, existen ciertas creencias populares que menoscaban su imagen. Hoy en Carnicerías Herrero explicamos y desmentimos los mitos sobre la carne de cerdo más extendidos.

Principales mitos sobre la carne de cerdo

Es una carne que engorda

Este es uno de los principales mitos sobre la carne de cerdo. Al igual que sucede con otros animales, la carne de cerdo cuenta con cortes magros y otros más grasos. Por eso, las calorías y grasas ingeridas varían mucho entre los diferentes cortes.

Carnes como el solomillo o el lomo apenas aportan 150 kcal por cada 100 gramos. Eso es mucho menos que la gran mayoría de carnes.

Por otra parte, casi toda la grasa del cerdo es subcutánea, por lo que puede eliminarse fácilmente antes de su cocinado.

Es una carne menos interesante a nivel nutricional

Falso, la carne de cerdo cuenta con magníficas propiedades nutricionales. Entre ellas, su contenido en proteínas de alto valor biológico. También cuenta con vitaminas del grupo B y minerales tan importantes como el hierro de fácil absorción.

No debe comerla todo el mundo

Salvo indicación médica al respecto, la carne de cerdo es saludable para todas las edades.

De hecho, es una de las favoritas de los niños por su suave sabor y fácil masticación, siendo también ideal para personas mayores, ya que se digiere fácilmente.

Es una carne aburrida

Falso. La carne de cerdo es tremendamente versátil. Por eso, puede prepararse de muchas formas diferentes: a la plancha, frita, empanada, a la brasa, al horno, guisada, en pasteles…

Además, al ser una carne suave, combina con muchísimos ingredientes y aderezos.

Es una carne de segunda

El último de los mitos sobre la carne de cerdo viene asociado a su origen humilde. Sin embargo, ahora se ha convertido en una carne muy apreciada, que según la raza puede alcanzar precios muy elevados.

Y no faltan quienes están volviendo a valorar los platos más tradicionales hechos con ingredientes económicos, como los torreznos o la papada.

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